sábado, 27 de agosto de 2011

MENSAJE Nº 17: SI QUIERES SERVIR A DIOS, PREPARA TU ALMA PARA LA PRUEBA



MIÉRCOLES 24 DE AGOSTO DE 2011
¡¡El mundo se mejora comenzando por uno mismo, cambiando, con la gracia de Dios, lo que no va en nuestra vida!! (BENEDICTO XVI)
SÓLO PARA CATÓLICOS, CHILENOS … Y VALIENTES (O QUE BUSQUEN SERLO), SIN MIEDO A LA VERDAD OBJETIVA, EN CASO CONTRARIO, NO SIGAS LEYENDO.
Mail: miguelnzoric@yahoo.com

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Para la mejor comprensión de cada uno de los Mensajes es conveniente haber leído los anteriores, especialmente el Nº 1
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VOZ DE JESUCRISTO , SAN PEDRO, SAN PABLO Y TODOS LOS SANTOS No hay que devolver mal por mal, sino bendiciones.
LOS HIJOS DE DIOS NO NACEN DE LA CARNE NI DE LA SANGRE SINO DEL ESPÍRITU SANTO, entonces ¡¡AYUDÉMONOS , HERMANOS, ORANDO UNOS POR OTROS PARA QUE NUNCA NOS SEPAREMOS DE JESÚS NI DE MARÍA SANTÍSIMA , LOS CUALES SON SUS PENSAMIENTOS Y SENTIMIENTOS !!

Cualquier sugerencia, participación y proposición de temas hacerlo través del mail.
MENSAJE Nº 17: SIQUIERES SERVIR A DIOS PREPÁRATE PARA LA PRUEBA
VOZ DE SAN PABLO EN SUS CARTAS:
Fil. 2,3: “...haced cumplido mi gozo, teniendo todos el mismo pensar, la misma caridad, el mismo ánimo, el mismo sentir. No hagáis nada por espíritu de competencia, nada por vanagloria...Tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús...para que al nombre de Jesús doble la rodilla cuanto hay en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre.”
Col. 2,8: Mirad que nadie os engañe con filosofías falaces y vanas fundadas en tradiciones humanas, en los elementos del mundo y no en Cristo.
Gal. 5,18: “Porque la carne tiene tendencias contrarias a las del Espíritu, y el espíritu tendencias contrarias a las de la carne....las ob5ras de la carne son manifiestas, a saber: fornicación, impureza, lascivia, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, ira, rencillas, disensiones, divisiones, envidias, homicidios, embriagueces, orgías y otras como éstas, de las cuales os prevengo...que quienes tales cosas hacen no heredarán el reino de Dios. Los frutos del espíritu son: caridad, gozo, paz, longanimidad, afabilidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. “
2Cor.6,1 ss.: “Cooperando, pues, con Jesús, os exhortamos a que no rebáis en vano la gracia de Dios...En nada demos motivo alguno de escándalo, para que no sea vituperada ...’nuestra misión’, en mucha paciencia, en tribulaciones , en necesidades en angustias, en azotes, en prisiones, en tumultos, en fatigas, en desvelos, en ayunos, en santidad, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en caridad sincera, en palabras de veracidad, en el poder de Dios, en armas de justicia ofensivas y defensivas, en honra y deshonra, en mala y buena fama; cual engañadores, siendo veraces; cual desconocidos, siendo bien conocidos; cual moribundos, bien que vivamos; cual castigados, mas no muertos; como tristes, pero enriqueciendo a muchos; como quienes nada tienen, poseyéndolo todo.
2Cor.4.1 ss: “...no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor; y en cuanto a nosotros, nos predicamos siervos vuestros por amir a Jesús...En mil maneras somos atribulados, pero no nos abatimos; en perplejidades, no nos desconcertamos; perseguidos, pero no abandonados; abatidos, pero no anonadados, llevando siempre en el cuerpo la mortificación de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
1Cor.9,24: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos corren, pero uno sólo alcanza el premio? Y quien se prepara para la lucha, de todo se abstiene, y eso para alcanzar una corona corruptible mas vosotros una corona incorruptible. Y yo corro no como a la ventura; así lucho no como, no como quien azota al aire, sino que castigo mi cuerpo y lo esclavizo, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, resulte yo descalificado.”
Rom. 15,1 ss: “Los fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles, sin complacernos a nosotros mismos. Cada uno cuide de complacer al prójimo, para su bien, para su educación, que Cristo no buscó su propia complacencia, según está escrito: ·Sobre mí cayeron los ultrajes de quienes te ultrajaban”
Rom. 8,28 ss: “Ahora bien: sabemos que Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman, de los que según sus designios son llamados...¿Qué diremos, pues, a esto? Si Dios está por nosotros, quién contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, antes le entregó por todos nosotros ¿cómo no nos ha de dar con Él todas las cosas? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Siendo Dios quien justifica ¿quién condenará? Es que quien intercede por nosotros es Cristo Jesús, el que murió, aún más, el que resucitó, el que está a la diestra de Dios. ¿Quién nos arrebatará al amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? Mas en todas estas cosas vencemos por aquel que nos amó. Porque persuadido estoy que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo venidero, ni las virtudes, ni la altura ni la profundidad, ni ninguna otra criatura podrá arrancarnos al amor de Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor.”
Hebreos 10,38: “Mi justo vivirá de la fe, pero no se complacerá ya mi alma en el que se oculta cobardemente. Pero nosotros no somos de los que se ocultan para la perdición, sino de los que perseveran fieles para ganar el alma.”.
Jn. 15,16 ss: “No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, para que cuanto pidiereis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros. Si el mundo os aborrece, sabed que me aborreció a mí primero que a vosotros. Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, sino que yo os escogí del mundo, por esto el mundo os aborrece...Esto os he dicho para que no os escandalicéis. Os echarán de la sinagoga; pues llega la hora en que todo el que os quite la vida pensará prestar un servicio a Dios.
2Tim.4.1 ss: Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos por su aparición y por su reino: Predica la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, enseña, exhorta con toda longanimidad y doctrina, pues vendrá un tiempo en que no sufrirán la sana doctrina; antes, deseosos de novedades, se amontonarán maestros conforme a sus pasiones, y apartarán los oídos de la verdad para volverlos hacia las fábulas. Pero tú vela en todo, soporta los trabajos, haz obras de evangelistas, cumple tu ministerio.”
Jn. 13,34: Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros como yo os he amado, que os améis mutuamente. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis caridad unos para con otros.
COMENTARIO: He aquí algunos pasajes, a los cuales todavía podrían agregarse numerosos otros del Nuevo y Antiguo Testamento, como ser Sab. Cap. 2 al 5, o también, el martirio de los siete hermanos (2Macabeos 7,1 ss) respecto a lo que les espera al que decide servir a Dios, Jesús y a su prójimo. Podríamos decir: “pero eso es muy difícil; eso es para los sacerdotes, religiosas y religiosos”. Los mártires cristianos desde el primer siglo no han sido sólo los discípulos pertenecientes a la jerarquía, obispos y sacerdotes, sino a todos los que tenían el bautismo, sin importarles sexo, edad, porque niños y adultos, hombres y mujeres fueron y son aún martirizados en este siglo XXI y en este año 2011 donde hemos conocido ya varios casos de masacres de familias y fieles en las iglesia católicas por los musulmanes u otros.
Pero Jesucristo, sabía de las dificultades que tendríamos de servirlo a Él en el prójimo, cuya comparación que hizo de sí mismo en relación a Jerusalén fue en Mt.23,37: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos a la manera que la gallina reúne sus pollos bajo las alas, y no quisiste!” Así, también se cumplió en Él aquello que antes había dicho Mt. 13, ; “ Y se escandalizaban en Él. Jesús les dijo: Sólo en su patria y en su casa es menospreciado el profeta.” Por lo tanto, nos dejó también el sacramento de la Confirmación o la recepción más plena del Espíritu Santo, el cual hizo de los apóstoles escondidos en el Cenáculo - hombres atemorizados y acobardados con la subida al Cielo de Jesús – unos hombres valientes al máximo y sin miedo ni vergüenza, comenzaron a predicar a Jesucristo y a extender la Iglesia recién fundada. Este sacramento nos pide que recibamos y apoyemos con nuestro entusiasmo y fe, esperanza y caridad lo que somos por el bautismo, es decir, hijos adoptivos de Dios Padre y herederos de las riquezas del reino de los cielos con todas las añadiduras, siendo aquí nombrados soldados de Cristo, para defender sus enseñanzas y su Gloria y Honor como Dios-Hombre que es, sin miedo, sin vergüenza, sin tolerancia al pecado ni al error doctrinal.
De los pasajes bíblicos mencionados al principio podríamos preguntarnos: ¿Cuál es el más difícil de practicar de todos? Para algunos será pasar por tales sufrimientos, dificultades, martirios y muertes. Pero con seguridad, tal vez, nunca pasemos por esas circunstancias, salvo excepciones. Lo peor que nos puede pasar es sufrir burlas, contradicciones, calumnias, descalificaciones, etc., es decir, sólo palabras que son viento que no nos vuela ni siquiera un pelo.
Sin embargo, nadie llegará a esas alturas, si no cumplimos con las palabras de Jesús que están al final de la lista: “que os améis los unos a los otros como yo os he amado, que os améis mutuamente. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis caridad unos para con otros”· San Pablo dice: Si tuviera el don de lenguas de hombres y de ángeles, el don de profecía y conocimientos de todos los misterios y ciencia y tanta fe que trasladase los montes y repartiera toda mi hacienda y entregase mi cuerpo a las llamas...si no tengo CARIDAD nada me aprovecha... y no soy nada.” La caridad es paciente, es benigna; no es envidiosa, no es jactanciosa, no se hincha, no es descortés, no es interesada, no se irrita, no piensa mal; no se alegra de la injusticia, se complace en la verdad; todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera...Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza , la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad.
Por eso, la perfección está en la caridad y la misericordia, para que Dios nos perdone de la misma manera que nosotros amamos y perdonamos a quienes nos ofenden. Por eso es que esta misión es hacia nosotros mismos, en primer lugar y siempre, pero no exclusivo, si podemos echar una manito a nuestro prójimo, así como nosotros muchas veces recibimos una manito de algún otro prójimo especialmente del sacerdote que nos confesó en las miles de veces que lo hemos hecho y en las que nos dio la comunión del Pan Consagrado en la Misa.
Por tanto, por aquí debemos comenzar, después el tiempo nos dirá dónde terminará. No hay duda que para levantar a alguien que está caído o tendido en el suelo, debemos estar nosotros de pie, por eso primero debo yo conocer mejor mi fe católica cada día más para así poder ayudar a mi prójimo y acercarme más a Jesús para un trato personal con Él. Es admirable la facilidad que algunos hermanos separados tienen para convencer a hombres y mujeres apurados, a la salida de los metros , para explicarles la Biblia que se ve que la reciben con mucha atención en medio del barullo de ruidos existentes. ¿Cuál es la explicación que se les da? Cualquiera que sea, si no estamos preparados y conscientes de nuestra fe y de nuestros principios católicos que están en nuestro catecismo, nos envolverán en ideas que no nos llevará al punto que Cristo dejó en nuestra Iglesia. Por eso, primero debemos conocer lo mejor posible nuestra fe. Puede ser parecido, pero no será lo mismo, sobre todo si miramos el hecho que como ellos no tienen sacerdotes consagrados por Jesucristo a través de sus sucesores los Obispos, que fueron consagrando a otros y estos a otros de tal manera que ninguna existe sin haber pertenecido a esa cadena ininterrumpida de consagraciones, por lo cual no existe en ninguna iglesia evangélica los sacramentos de los que nosotros gozamos excepto el bautismo y el matrimonio. El bautismo, porque el efecto purificador radica en las palabas de Jesús y en el agua; y en el matrimonio, porque los celebrantes del sacramento son los mismos contrayentes, la comunidad presente sirve de testigo de tal hecho como también las demás formalidades sociales, religiosas y legales. Pero ninguno de los otros cinco sacramentos restantes pueden ser recibidos en esas iglesias por no existir sacerdotes válidamente consagrados en las sucesiones ya dichas.
Por consiguiente, ser misionero de sí mismo, es lo primero, pero no lo único, porque como repetimos lo de San Alberto Hurtado: “Está muy bien que no hagan el mal, pero está muy mal que no hagan el bien.” Lo que significa que debemos salvarnos, salvando.
Además, tampoco ser misionero es buscar los sufrimientos, persecuciones, contradicciones, calumnias, azotes, y la muerte, etc. que se muestran en los pasajes leídos, porque no se trata de ser masoquista, sufrir por sufrir, porque la frase de San Pablo final lo dice todo: “...sin caridad, nada me vale” y “no soy nada” Mt. 5,10 ss: Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia (por buscar la santidad), porque suyo es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y con mentira digan contra vosotros todo género de mal por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque grande será en los cielos vuestra recompensa...”
Recordar que ser perseguido por la justicia, no significa ser perseguido por la policía en base a fechorías que alguien haya cometido. Justicia se traduce por santidad, es decir, entonces: “ser perseguido por buscar ser santo, por buscar la santidad.”. Buscar ser santo no es soberbia o falta de humildad, como algunos creen, sino que es tratar de cumplir con la voluntad de Dios, que quiere que todos los hombres y mujeres sean santos, sean salvos. La congregación claretiana tiene al Beato Mariano Avellana, quien constantemente repetía: “O santo o muerto”. El mismo San Antonio Mª Claret quería desde niño ser santo y así otros y otras. Es el diablo quien nos engaña con la “falsa humildad”, de lo cual él no entiende nada, porque es la soberbia personificada. Un arzobispo . no recuerdo su nombre de Méjico o E.U) decía que cuando entró al seminario, tenía la idea de ser santo luego: en un par de meses lograria la virtud de la humildad, luego seguiría con la Caridad; en seguida, con la paciencia, después..., en forma que a la postre de unos pocos años sería santo. Y terminaba diciendo: hoy que tengo cerca de 80 años y que todavía estoy luchando por conseguir la humildad...” , no era necesario que siguiera hablando, porque por la risa se sabía que todos comprendían sin más y que el esfuerzo y deseo de ser santo no termina mientras se viva, porque n o hay que descuidarse, como dice San Pablo: “ no sea que yo, que he predicado a los demás, sea reprobado...”
Por consiguiente, para ser misionero de sí mismo, para ser misionero para los demás, primero – aunque paralelamente con y hacia nuestro prójimo – debemos , en lo que de nosotros dependa, tratar a todos como nosotros nos tratamos y como a nosotros nos gusta que nos traten. ¿Queremos ser santos? Tratar a los demás como que ellos también lo quieren, aunque sepamos que son maleantes, pero dejando siempre un espacio de bondad por si quiere aceptar siquiera sicológicamente que se le trate como a persona buena, hasta que...el tiempo lo diga. Por ejemplo, para un profesor si le dicen que tal alumno o alumna es así o asá, que tenga cuidado. Si se llega con ese aviso no sería adecuado ser influído por esos datos. Sólo cuando uno haya hecho lo posible por centrar con tranquilidad y bondad al alumno en sus deberes como a cualquier otro, dándole el espacio de aceptar ser tratado así – acostumbrado al reto - hasta que se manifieste si confunde la bondad con la debilidad, cada uno verá el trato que le correspondería dar.
Como se puede ver, LO MÁS DIFÍCIL DE SER MISIONERO ES LA CARIDAD,, es decir, empezar por el comienzo: el camino de la justicia o santidad, lo demás , es decir, las persecuciones y martirio, será si Dos así lo quiere para lo cual nos dará las gracias necesarias para sobrellevar las circunstancias y recibir tamaño premio y privilegio.
Por lo tanto, Hermanos y Hermanas, cuidemos la CARIDAD , conseguida por el Bautismo y la Confirmación, mantenida con los sacramentos Confesión y Comunión por amor a Jesús – buscando su visita constante y confesión y comunión frecuentes- y al prójimo, para que nuestra justicia o santidad esté en roca firme. San Agustín enseñó: “Ama y haz lo que quieras”, lo cual, significa que el que tiene y se mueve en el amor de Dios y busca seguir su voluntad, nunca va a hacer nada que sea contrario a ese amor y como está fijo en el amor de Dios, no tenga miedo de vivir su fe con ese aliciente del amor de Dios.
Desgraciadamente, la palabra amor se confunde con atracción sexual: “hacer el amor” y, entonces, algunos dicen que está bien , porque hay ‘amor’ entre ellos y ya no sólo entre hombre y mujer sino entre homosexuales y lesbianas. Por supuesto, tal mala comprensión de las palabras de San Agustín sería desastrosa para la santidad y salvación eterna.
QUE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ NOS GUARDEN Y ACOMPAÑEN EN ESTE CAMINO A LA SANTIDAD, OBLIGATORIAMENTE AMOROSO, PUES ES LA VOLUNTAD DE DIOS PADRE....Y NO HAY MÁS QUE HABLAR ¿VERDAD? AMÉN.